El AI Now Institute es un centro de investigación interdisciplinario con sede en Nueva York, fundado en 2017. Su propósito es analizar las implicaciones sociales, políticas y éticas de la inteligencia artificial. El AI Now Institute es como un observatorio que se ha ganado la reputación de ser una voz crítica e incómoda dentro del ecosistema tecnológico norteamericano. En lugar de cantar las alabanzas de la innovación, investiga cómo el despliegue de estas tecnologías reproduce desigualdades, concentra poder corporativo y erosiona estructuras democráticas.
Sus fundadoras —Kate Crawford y Meredith Whittaker— son figuras destacadas en la crítica de la industria tecnológica. Whittaker, por ejemplo, participó en protestas internas contra el Proyecto Maven (una colaboración entre Google y el Pentágono), y hoy lidera Signal, la plataforma de mensajería cifrada.
En su último informe titulado Artificial Power: 2025 Landscape Report nos explican que el poder la IA se concentra en las manos de las Big Tech o Big Five: Alphabet (Google), Apple, Meta, Amazon and Microsoft, junto con sus principales socios como OpenAI y Anthropic, dominan el panorama de la IA. El informe advierte sobre una «burbuja de la IA». Empresas como Anthropic y OpenAI están invirtiendo miles de millones de dólares sin modelos de negocio claros que demuestren rentabilidad, impulsando valoraciones astronómicas. Esta especulación se mantiene a flote mediante la inyección de capital, los subsidios gubernamentales y contratos públicos, a menudo en los sectores carcelario o militar, lo que levanta serias dudas sobre cómo esto beneficia a la sociedad en general.
Una parte brillante del informe se dedica a desmantelar los relatos con los que la industria justifica su monopolio:
1) La Mitología de la AGI:
El informe critica los falsos dioses de la IA como la llamada Inteligencia Artificial General o AGI Según el informe, la idea de una Inteligencia Artificial General (AGI) a la vuelta de la esquina, capaz de rivalizar e incluso superar la inteligencia humana, es una herramienta de marketing. Esta narrativa busca atraer inversiones y justifica la inacción regulatoria, sugiriendo que la «carrera» hacia la AGI tiene un impulso propio. Sin embargo, la investigación académica contradice esta noción, señalando que las arquitecturas actuales de redes neuronales son insuficientes para lograr la AGI. El informe enfatiza que el discurso sobre la AGI desvía la atención de las limitaciones actuales de los modelos de IA y sus impactos negativos tangibles.
2) Demasiado Grande para Fallar:
Según el informe, está también el truco del “demasiado grande para fallar” que significa construir centros de datos del tamaño de ciudades y luego exigir apoyo estatal porque, de lo contrario, la civilización colapsa. ¿Les suena? Sí, es el mismo guion que usaron los bancos en la crisis del 2008. Y al final ya sabemos todos quién paga las consecuencias o los costes: los contribuyentes.
3) Carrera Armamentista de IA:
La narrativa de una carrera armamentista de IA entre EEUU y China es explotada por las empresas para evitar la regulación y asegurar inversiones. Cualquier llamado a la rendición de cuentas se tacha de «anti-innovación» y perjudicial para los intereses de los EEUU. Es, en definitiva, el comodín geopolítico: “Si no lo hacemos nosotros, lo hará China”. La excusa perfecta para convertir cualquier regulación sensata en una amenaza a la seguridad nacional. Así, la “carrera armamentista de IA” se convierte en una carrera hacia el descontrol, donde los únicos beneficiados son los que ya están sentados en la meta.
El informe ofrece una hoja de ruta para la acción. La clave es transformar la conversación sobre la IA de una cuestión de «progreso» a una lucha por el «poder».
Las áreas clave de acción incluyen:
Crear remedios que ataquen la raíz del poder de la IA: los datos: Esto incluye exigir a las empresas que eliminen datos obtenidos ilegalmente y los modelos entrenados con ellos, limitar el uso secundario de datos, restringir las asociaciones entre grandes empresas tecnológicas y startups de IA, y prohibir que infractores reincidentes vendan IA al gobierno.
Fortalecer las herramientas antimonopolio: Es fundamental aplicar un kit de herramientas de competencia más contundente para desmantelar el control de las Big Tech sobre el mercado de la IA, incluyendo la separación estructural y un escrutinio riguroso de fusiones y adquisiciones.
Supervisión rigurosa del desarrollo y operación de nuevos centros de datos: Se necesitan normativas para detener o ralentizar el desarrollo de nuevos centros de datos hasta que se cumplan estrictas condiciones de transparencia, estándares ambientales y protecciones para los consumidores, evitando que los costos recaigan en los contribuyentes.
Reafirmar una agenda positiva para la innovación centrada en el público, sin la IA en el centro: El informe aboga por invertir en investigación y desarrollo que no se limite a las dependencias de Big Tech, priorizando el beneficio público y la gobernanza democrática sobre los intereses corporativos.
En conclusión, el informe Artificial Power 2025 nos insta a reconocer que la IA es una herramienta poderosa cuyas implicaciones son modeladas por las decisiones de unos pocos actores dominantes. La lucha por un futuro justo y democrático, donde la tecnología sirva a las personas y no al revés, requiere una acción concertada y una voluntad política firme para desafiar la concentración de poder que la IA está consolidando.